Se requiere de la ciencia para enfrentar la escasez de agua que se avecina
Crecimiento poblacional, aumento en la demanda de alimentos y efectos del cambio climático, entre las causas de la crisis, dice director del IMTA
Se requiere desde la sociología hasta la física para adaptarse a la nueva realidad, asegura Polioptro Martínez en el marco del Día Internacional del Agua
Los retos de México en materia de agua tienen que ver con la oferta del líquido, pues su disponibilidad se verá mermada debido al incremento poblacional, la demanda de producción de alimentos, la producción de energía y el cambio climático, consideró el doctor Polioptro Martínez Austria, director del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA).
“Se debe tomar en cuenta que en poco tiempo la población mexicana va a exceder los 136 millones de habitantes -entre el 2040 y 2050-, de ésta, el 50% se asentará en más o menos 50 ciudades que están en cuencas, cuya capacidad, tanto en el agua superficial como la subterránea, ya está sobreexplotada”, estimó el miembro de la Academia Mexicana de Ciencias.
En el marco del Día Internacional del Agua, que se celebra este viernes 22 de marzo, el investigador precisó que el crecimiento de la población y la urbanización generan mayores demandas de alimentos, cuya producción debe incrementarse con menos superficie agrícola de la que se tiene en la actualidad, debido a que muchas zonas de riego están siendo invadidas actualmente por el crecimiento de la mancha urbana.
Adicionalmente se requerirá de cada vez más energía y debe considerarse el cambio climático, proceso en el que de acuerdo con los datos actuales, México es uno de los países que van a ser impactados.
Martínez Austria precisó que, según cálculos en el último tercio de este siglo, se tendrá 15% menos de precipitación, lo que significa que habrá reducciones en la disponibilidad de agua aún mayores.
“Vamos a tener sequías cada vez más intensas y prolongadas, al mismo tiempo que algunos eventos extremos, como lluvias muy intensas, van a producir inundaciones, ese es el escenario que estamos previendo y aquí lo que se necesita es mucho conocimiento científico para prepararnos y adaptarnos a ellos”.
Al momento de pensar en soluciones, el especialista enfatizó la necesidad de apoyarse en el conocimiento científico para adaptarnos a la nueva realidad que se avecina, pues se requiere desde la sociología hasta la física para saber cómo nos afectará el cambio en la temperatura, en la eutroficación en los cuerpos de agua (abundancia de material orgánico), entre otros.
Entre las medidas de adaptación más importantes a tomar en cuenta para enfrentar el problema eficientemente, Martínez Austria recomendó “recuperar” el agua que desperdiciamos o usamos mal.
“Hay que aplicar medidas de uso eficiente en las ciudades, en el campo y en la industria”, consideró. “En el campo, por ejemplo, se practican técnicas de riego muy antiguas, como lo es el riego por gravedad o riego rodado.
“Otra es la adaptación a fenómenos extremos, vamos a tener que revisar las obras de protección contra inundaciones, los diseños de las presas para que estemos seguros que bajo condiciones de clima más extremo podamos tener seguridad de que nada nos va a pasar”.
Polioptro Martínez sostuvo que en la actualidad existe un importante desbalance en cuanto al uso de los recursos hídricos en el Valle de México, pues se consume más agua de la que está disponible, por lo que el investigador estimó que se debe considerar las carencias del líquido que actualmente vive toda la zona norte del territorio nacional.
Dijo que se podrá decir que la ciudad ya no tiene un problema cuando entre en balance, es decir, cuando la cantidad de agua que la naturaleza nos provee sea la que consumimos.
Ahora, la ciudad de México consume más agua respecto a la que la naturaleza da, y esto se hace con la sobreexplotación severa de los acuíferos. “Mientras no se llegue a un balance, no se puede decir que el problema está resuelto”, sostuvo el investigador.
Recordó que el Banco Mundial ha estimado que el 80% de los recursos destinados a procesos de adaptación deben tomar en cuenta la disponibilidad y accesibilidad al agua, lo cual da una idea de la dimensión mundial que tiene el problema.
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