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viernes, 21 de septiembre de 2012

El manejo de la fatiga

martes, 18 de septiembre de 2012

Valorados en más de 600 millones de dólares al año los beneficios que generan dos áreas protegidas de Mesoamérica

Taller para compartir las lecciones aprendidas del proyecto Soporte a las áreas protegidas de Mesoamérica, auspiciado por la alianza España-PNUMA para las áreas protegidas en apoyo a la iniciativa LifeWeb
El Volcán Barú, en Panamá, y la Montañona, en El Salvador, prestan importantes servicios, desde la provisión de agua hasta la regulación del clima

Ciudad de Panamá / Notiocho

Más allá de su propio valor intrínseco, la naturaleza nos brinda numerosos beneficios de todo tipo: culturales, espirituales, religiosos, sociales, etc. También proporciona beneficios cuantificables económicamente, aunque en algunos casos no sean necesariamente los más relevantes.
En cualquier caso, conocer el valor económico y social de los servicios que aportan los ecosistemas, así como el valor de las pérdidas que supondrían el deterioro de dichos ecosistemas es una herramienta de gran utilidad para la gestión del territorio y de sus recursos.
El valor de la diversidad biológica y de los servicios de los ecosistemas no se refleja plenamente en las políticas públicas o en la toma de decisiones.
El proyecto "Soporte a las áreas protegidas de Mesoamérica", impulsado por la alianza España-PNUMA para las áreas protegidas en apoyo a la iniciativa LifeWeb, estimó en cerca de 640 millones de dólares el valor de cuatro servicios ecosistémicos priorizados en dos áreas naturales de Mesoamérica: La Montañona, en El Salvador, y el Volcán Barú, en Panamá

Taller regional de cierre de proyecto en Panamá

Esta fue una de las conclusiones analizadas en el taller titulado "Valorando nuestras áreas naturales y construyendo mecanismos para protegerlas: lecciones aprendidas", que marca el cierre del proyecto.
El evento de tres días de duración, que comenzó hoy en la Ciudad de Panamá, está dirigido a tomadores de decisiones relacionados con la gestión de la biodiversidad y los ecosistemas —en especial, áreas protegidas— de los países de la subregión de Mesoamérica, así como a representantes de la cooperación internacional y de las diferentes organizaciones involucradas en el proyecto.
Son varios los objetivos que se ha marcado este encuentro regional: comunicar y compartir los resultados y las lecciones aprendidas de los estudios realizados por el proyecto en el área de conservación La Montañona y en el Parque Nacional Volcán Barú; propiciar el intercambio de experiencias entre los representantes de diferentes países de América Latina, en especial de la sub-región de Mesoamérica; fortalecer las capacidades del personal técnico de dichos países en los temas de valoración económica de las Áreas Naturales Protegidas y en el diseño de instrumentos económicos y legales para promover el uso sostenible de la biodiversidad y los ecosistemas; y analizar el trabajo conjunto del Gobierno de España y del PNUMA en apoyo a la plataforma LifeWeb.

Los beneficios de las áreas protegidas

Del valor total de los beneficios anuales que se calcula que aportan ambas áreas naturales, cerca de 550 millones de dólares corresponden al Parque Nacional Volcán Barú y 90 millones de dólares al Área de Conservación La Montañona. Los ejercicios de valoración se realizaron tomando como referencia una gama de servicios previamente identificados y priorizados a través de procesos participativos con actores clave en ambas zonas.
El agua constituye el beneficio más importante brindado por el Volcán Barú. La provisión de agua para consumo humano, la agricultura y la generación de energía hidroeléctica representa el 95% del valor total de los servicios que presta esta área natural de Panamá.
Además de la provisión de agua, los servicios ecosistémicos valorados y priorizados por el proyecto son la regulación del clima, la moderación de eventos climáticos extremos y la prevención de la erosión, así como las oportunidades para la recreación y el turismo.
En el caso del área protegida de El Salvador, los beneficios más significativos se obtienen de otros servicios de regulación, soporte y culturales (el 84% del valor económico total).
Entre los servicios de regulación destacan la regulación del clima local, el secuestro de dióxido de carbono, la protección frente a los desastres naturales, el tratamiento de las aguas residuales, la polinización, la fertilidad del suelo y la protección frente a la erosión.
Entre los servicios de soporte figuran los hábitats para las especies y la diversidad genética. Los servicios culturales incluyen las actividades de ocio, el turismo, la apreciación estética y la experiencia espiritual.

Los costes del deterioro de las áreas protegidas

Además de los beneficios que supone contar con estos valiosos recursos naturales, el proyecto "Soporte a las áreas protegidas de Mesoamérica" valoró también los costes que supondría su pérdida o deterioro.
Los costos totales asociados a las pérdida de los diferentes servicios ecosistémicos del Volcán Barú ascenderían a $1,170 millones, de los cuales, cerca del 97% correspondería a la provisión de agua.
El valor de los costos de degradación y pérdida de biodiversidad en el macizo montañoso de La Montañona se estimó en aproximadamente 4 millones de dólares anuales.
Desde una perspectiva económica, la conservación y el buen manejo de los recursos naturales siguen siendo un reto, debido a que el crecimiento económico en gran parte se ha logrado a costa del deterioro de la naturaleza mediante la explotación insostenible de bienes gratuitos, como el agua, los recursos forestales o el paisaje.
La cuantificación y valoración económica de estos recursos se ha convertido en tarea fundamental para obtener una medida que pueda integrarse como información en el proceso de toma de decisiones.
El análisis de la valoración económica en estas dos áreas naturales de Mesoamérica representa únicamente un ejercicio para captar una estimación del valor monetario y comprender la incidencia de los servicios ecosistémicos provistos por las áreas naturales en las dinámicas económicas asociadas.
Los resultados del estudio arrojan elementos de alto valor para el diseño, la arquitectura y el desarrollo de políticas e instrumentos que permitan una gestión mejor y más sostenible del capital natural presente en las áreas protegidas.
Esta iniciativa mesoamericana, financiada por el Gobierno de España e impulsada por el PNUMA, se apoya en los ministerios de Medio Ambiente de cada país.
En Panamá, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente trabaja codo a codo con la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM), y cuenta con la colaboración en el terreno de la Fundación para el Desarrollo Integral, Comunitario y Conservación de los Ecosistemas en Panamá (FUNDICCEP) y la Asociación Nacional para la Conservación de la Naturaleza (ANCON).
En El Salvador, el PNUMA implementa el proyecto junto con el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) y la colaboración del Programa Salvadoreño de Investigación sobre Desarrollo y Medio Ambiente (PRISMA).

Algunos datos clave:
o Es importante definir políticas públicas y mecanismos de financiamiento que aborden una agenda de protección del capital natural.
o Se debería precisar un sistema de gestión y desarrollo social que permita alcanzar la seguridad hídrica para el consumo domiciliar. El agua debe ser segura para todos.
o Los beneficios que aporta el Volcán Barú en la moderación el impacto de eventos climáticos extremos se estiman en 2,5 millones de dólares al año.
o El valor económico de de la reducción del impacto de los fenómenos climáticos extremos que aporta La Montañona se estima en 1,1 millones de dólares.
o La pérdida de los servicios de recreación y turismo en el Parque Natural Volcán Barú supondría un coste de 25,8 millones de dólares.
o Los niveles de equidad social y distribución del beneficio son, por lo general, bajos, y la ganancia generada por los servicios que aportan las áreas protegidas analizadas no se distribuye necesariamente de forma equitativa en el contexto local, donde se da la dinámica de gestión y conservación del capital natural.

Cuba, Haití y la República Dominicana trabajan codo con codo para proteger y rehabilitar la riqueza natural del Caribe insular

III Reunión del Comité Ministerial Trinacional de Seguimiento del Corredor Biológico en el Caribe (CBC)
Ponentes:
• Jean Vilmond Hilaire, ministro de Medio Ambiente de Haití.
• Daneris Santana, viceministro de Areas Protegidas y Biodiversidad de la República Dominicana.
• Iris Betancourt, representante del Ministerio de Medio Ambiente de Cuba y miembro del Consejo.
• Nicasio Viña Dávila, director del proyecto Corredor Biológico en el Caribe PNUMA/UE.
• Isabel Martínez, oficial de proyecto CBC PNUMA/UE del Programa de las Naciones unidas para el Medio Ambiente, PNUMA, Oficina Regional para América Latina y el Caribe.
• Margarita Astrálaga, directora y representante regional del Programa de las Naciones unidas para el Medio Ambiente, PNUMA, Oficina regional para América Latina y el Caribe.

Montrouis, Puerto Príncipe, la capital de Haití, acogerá el próximo 20 de septiembre la III Reunión del Comité Ministerial Trinacional de Seguimiento del Corredor Biológico en el Caribe (CBC), organizada por el Ministerio de Medio Ambiente de Haití, en coordinación con la Oficina Tri-nacional del Corredor Biológico en el Caribe, y con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el soporte financiero de la Unión Europea.
El Caribe insular es una de las ocho zonas con mayor concentración de diversidad biológica en el mundo. Para proteger y rehabilitar la zona, la iniciativa del Corredor Biológico en el Caribe, impulsada por los gobiernos de Cuba, Haití y la Republica Dominicana, constituye el primer paso en la integración de una alianza de conservación en el Caribe y aspira a la integración sucesiva de las restantes islas.
El encuentro tiene especial importancia para la iniciativa del Corredor Biólogo en el Caribe, ya que el proyecto PNUMA/UE "Corredor Biológico en el Caribe: un marco para la conservación de la biodiversidad, la rehabilitación del medio ambiente y el desarrollo de medios de vida alternativos en Haití, la Republica Dominicana y Cuba" (CBC PNUMA/UE) se halla en su último año de implementación.
La cita es clave para reafirmar el compromiso político de los tres gobiernos con la iniciativa del CBC y con el proyecto CBC PNUMA/UE, así como para analizar los avances logrados y los retos para los próximos meses, entre ellos, reforzar el trabajo conjunto e integrado de los distintos actores involucrados, con el fin de proteger la diversidad y mejorar la vida de los habitantes de la zona del Corredor.

lunes, 17 de septiembre de 2012

"Nuestros recursos naturales son lo más preciado que tenemos": PNUMA

La alianza España-PNUMA para las áreas protegidas, en apoyo a la iniciativa LifeWeb, auspicia el proyecto "Soporte a las áreas protegidas de Mesoamérica" en Panamá y El Salvador

Agricultores del Volcán Barú y La Montañona fueron capacitados en nuevas técnicas más respetuosas con el entorno natural

Ciudad de Panamá / Notiocho

Minimizar los costes de producción, obtener alimentos más seguros y de mayor calidad y desarrollar una agricultura más amigable con el medio ambiente, fueron algunos de los objetivos del proyecto "Soporte a las áreas protegidas de Mesoamérica".
El proyecto, impulsado por la alianza España-PNUMA para las áreas protegidas, en apoyo a la iniciativa LifeWeb, capacitó a productores de El Salvador y Panamá en técnicas agrícolas innovadoras y respetuosas con el medio ambiente.
"Las capacitaciones nos han servido para conocer nuevas prácticas. Estamos muy interesados en impulsarlas", señaló Juan José Delgado Mejía, agricultor del municipio de Las Vueltas, Chalatenango, en el norte de El Salvador.
Esta localidad se encuentra en el Área de Conservación La Montañona, una de las dos áreas protegidas mesoamericanas donde se ha ejecutado el proyecto.
José Abdiel Caballero lleva más de 20 años trabajando como agricultor en Cerro Punta, provincia de Chiriquí, en Panamá. Esta pequeña localidad está rodeada de dos áreas naturales de gran valor ecológico: el Parque Internacional la Amistad y el Parque Nacional Volcán Barú.
En este último se ejecutó el proyecto. "Nosotros hemos tratado de desarrollar una agricultura compatible con el medio ambiente para tratar de conservar nuestros recursos naturales, que son lo más preciado que tenemos", afirmó.
Según las personas beneficiarias, este tipo de proyectos ofrece nuevas prácticas para las organizaciones comunitarias y contribuye a desarrollar entre los productores un entendimiento empírico sobre los beneficios que brindan los servicios ecosistémicos.
"La capacitación de ocho días que recibimos nos sirvió para aprender cómo es la agricultura orgánica y poder traer ese conocimiento a nuestras comunidades", indicó Alejandro Alfredo Guardado, agricultor salvadoreño.
En Panamá, el proyecto también puso en marcha parcelas demostrativas utilizadas como laboratorios para el aprendizaje. Estos espacios buscan promover nuevos conocimientos entre las comunidades e instituciones, así como contribuir a la divulgación de buenas prácticas para su réplica en otros contextos y lugares.
Según Adaías González, productor de Cerro Punta, "somos ya varios los productores que, gracias a diversos procesos de capacitación, estamos aplicando buenas prácticas como las barreras vivas, la preparación del suelo o las cajas de sedimentación que favorecen una agricultura respetuosa con el medio ambiente local".
Esta iniciativa mesoamericana, financiada por el Gobierno de España e impulsada por el PNUMA, se apoya en los ministerios de ambiente de cada país.
En Panamá, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente trabaja codo a codo con la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM) y cuenta con la colaboración en el terreno de la Fundación para el Desarrollo Integral, Comunitario y Conservación de los Ecosistemas en Panamá (FUNDICCEP) y la Asociación Nacional para la Conservación de la Naturaleza (ANCON).
En El Salvador, el PNUMA implementa el proyecto junto con el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) y la colaboración del Programa Salvadoreño de Investigación sobre Desarrollo y Medio Ambiente (PRISMA).

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