Bajo nuestros pies se oculta un peligro: la contaminación del suelo.
Concientizarnos sobre esta realidad y actuar en consecuencia para frenarla y mitigar sus efectos es propósito de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que el 5 de diciembre de 2018 conmemora el Día Mundial del Suelo.
Al impulsar la campaña “Sea la solución a la contaminación del suelo”, la FAO llama a la gente a #StopSoilPollution, y advierte que un tercio de los suelos del mundo están degradados, problema que puede escalar y afectar a todo el mundo, es decir, a 9 mil millones de personas en el 2050.
Aclara que la contaminación del suelo envenena los alimentos que comemos, el agua que bebemos y el aire que respiramos, por lo que su dimensión es aún desconocida, y se requiere contar con más datos a escala mundial para sopesarlos, ya que el gran potencial de los suelos para filtrar y amortiguar los contaminantes, degradando y atenuando sus efectos negativos, es una capacidad finita.
La mayoría de los contaminantes de los suelos proceden de actividades humanas como las prácticas agrícolas no sostenibles, las actividades industriales y la minería, los residuos urbanos no tratados y otras prácticas no respetuosas con el entorno.
Apoyados en la tecnología, los científicos son capaces de identificar los contaminantes no detectados anteriormente, pero al mismo tiempo, estas mejoras tecnológicas conducen a la liberación de nuevos contaminantes en el medio ambiente, alerta la FAO.
La Agenda para el Desarrollo Sostenible 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2, 3, 12 y 15 impulsan metas que recomiendan la consideración directa de los recursos del suelo, especialmente la contaminación y degradación del suelo en relación con la seguridad alimentaria.
Al impulsar la campaña “Sea la solución a la contaminación del suelo”, la FAO llama a la gente a #StopSoilPollution, y advierte que un tercio de los suelos del mundo están degradados, problema que puede escalar y afectar a todo el mundo, es decir, a 9 mil millones de personas en el 2050.
Aclara que la contaminación del suelo envenena los alimentos que comemos, el agua que bebemos y el aire que respiramos, por lo que su dimensión es aún desconocida, y se requiere contar con más datos a escala mundial para sopesarlos, ya que el gran potencial de los suelos para filtrar y amortiguar los contaminantes, degradando y atenuando sus efectos negativos, es una capacidad finita.
La mayoría de los contaminantes de los suelos proceden de actividades humanas como las prácticas agrícolas no sostenibles, las actividades industriales y la minería, los residuos urbanos no tratados y otras prácticas no respetuosas con el entorno.
Apoyados en la tecnología, los científicos son capaces de identificar los contaminantes no detectados anteriormente, pero al mismo tiempo, estas mejoras tecnológicas conducen a la liberación de nuevos contaminantes en el medio ambiente, alerta la FAO.
La Agenda para el Desarrollo Sostenible 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2, 3, 12 y 15 impulsan metas que recomiendan la consideración directa de los recursos del suelo, especialmente la contaminación y degradación del suelo en relación con la seguridad alimentaria.
Realidad amenazante
Es hora de descubrir esta realidad amenazante, y llama a combatir la contaminación del suelo que requiere que unamos nuestras fuerzas y pasar a la acción para contribuir a la contaminación del suelo.