Los bosques urbanos constituirán una medida estratégica que podrá hacernos menos vulnerables ante futuras modificaciones ambientales
Arturo Curiel Ballesteros y Josué Díaz Vázquez, afirman que no es momento de dudar sobre la existencia o no del fenómeno (el cambio climático), sino de pensar en aquellas medidas que nos harán menos vulnerables a sus efectos. Añaden que “las ciudades en México, en sus condiciones actuales, están lejos de ofrecer seguridad ante el cambio climático, al ser asentamientos que presentan un alto grado de vulnerabilidad”.
Uno de los componentes que proporcionarán bienestar en los ambientes urbanos, explican, son los servicios de ecosistemas representados en las ciudades por los parques públicos “espacios únicos en la metrópoli donde el agua de lluvia puede absorberse sin escurrir, evitando inundaciones; que regulan la temperatura. También disminuyen la exposición a los contaminantes atmosféricos”.
Los bosques urbanos, junto con los parques públicos, tienen capacidad para atenuar las altas temperaturas de las ciudades. Esto se relaciona “directamente con las hojas verdes de las plantas, que tienen un mayor efecto de reflejar la luz solar (albedo) que el asfalto y por ello ayudan a enfriar el ambiente, además del efecto de su sombra”.
Precisan que “algunos estudios reportan que los bosques urbanos tiene la capacidad de disminuir la temperatura entre 2 y 4 °C en promedio”; sin embargo, mencionan el caso del Bosque Colomos, en Guadalajara, en el que se ha encontrado una variación hasta de 8 grados dentro de la zona boscosa, con relación a las plazas comerciales cercanas.
Otros efectos positivos de los bosques urbanos son los relacionados con las inundaciones, pues tienen una gran capacidad de infiltración del agua pluvial; también pueden tamizar y filtrar el aire de las partículas suspendidas y dióxido de carbono; además del bienestar que proporcionan a la población.