Dotar a la sociedad con mayor capacidad para anticipar,
amortiguar y recuperarse de los efectos provocados por desastres, proponen
expertos al G-20
La resiliencia es la habilidad que tiene un
sistema y sus componentes para anticipar, amortiguar, adaptar o recuperarse de
los efectos de un desastre mayor, de forma oportuna y eficaz. Foto: Internet |
Con el objetivo de reducir los costos
sociales y económicos que imponen los desastres naturales y tecnológicos, las
Academias que integran el G-Science, recomiendan a los gobiernos nacionales
construir de manera urgente estrategias de resiliencia (capacidad para asumir
situaciones límite y sobreponerse a ellas) en los programas de asistencia
nacionales e internacionales de cooperación y desarrollo.
Las pérdidas anuales por desastres en 2005,
2008 y 2011 superaron, por vez primera, los 200 mil millones de dólares,
mientras que los datos de pérdidas humanas aunque no tienen una tendencia
clara, han sido menores en los países desarrollados, lo que es indicativo del
valor de las medidas de resiliencia.
La propuesta dirigida a los integrantes del
G-8+5, G-20 y a los de la próxima Cumbre Ambiental de Río+20, que sesionará 20,
21 y 22 de junio en Río de Janeiro, Brasil, incluye cinco puntos y pide a los
gobiernos comprometer a la comunidad científica nacional e internacional en el
esfuerzo.
Esta recomendación forma parte del
pronunciamiento que elaboró el G-Science en su última declaración en
Washington, y en la que se invita a los líderes mundiales a considerar más a
fondo el papel esencial que la ciencia y la tecnología podrían desempeñar para
enfrentar algunos de los desafíos más apremiantes del planeta.
La resiliencia es la habilidad que tiene un
sistema y sus componentes para anticipar, amortiguar, adaptar o recuperarse de
los efectos de un desastre mayor, de forma oportuna y eficaz.
La recomendación del G-Science, que conforman
las Academias de Ciencias del G8+5 de las que forma parte la Academia Mexicana
de Ciencia, se centra en desastres que ocurren en periodos cortos de tiempo y
que pueden ser naturales (como terremotos, derrumbes, huracanes, inundaciones,
tifones, erupciones volcánicas y pandemias), y tecnológicos, en los que se
incluyen fallas accidentales u ocasionadas por el factor humano en
infraestructuras socialmente críticas (como son presas y diques, sistemas de
energía y redes de información).
Ante la imposibilidad de predecir con certeza
el momento en que ocurrirán la mayoría de los desastres, un estudio científico
cuidadoso, la creación de modelos y monitoreo pueden mejorar la comprensión de
los riesgos y la exposición, y a menudo pueden significar valiosas alertas
anticipadas, consideran las Academias.
En la actualidad, destaca el G-Science, se
lleva a cabo una importante labor en la comunidad internacional en varios frentes
para el desarrollo de la resiliencia: dentro de la Plataforma Global para la
Reducción de Riesgo y Desastres y el Marco de la Acción de Hyogo, adoptado por
168 países en 2005; Así como el esfuerzo que realiza el Consejo Internacional
para la Ciencia (ICSU, por sus siglas en inglés), que puso en marcha en 2010 un
programa para 10 años de Investigación Integrada sobre los Riesgos de
Desastres; y la Estrategia Internacional de la ONU, la cual está en consulta
para un trabajo posterior al 2015.
El G-Science sostiene que la adopción del
enfoque de sistemas y la identificación de soluciones multidimensionales es un
elemento clave para el desarrollo de la resiliencia. A partir de esto, propone
a los gobiernos cinco puntos:
1.-Vigilancia continua de riesgos y evolución
periódica de desarrollo de capacidades.
2.- Mejoramiento de los sistemas de salud
pública, los cuales deben ser fortalecidos y mantenerse, tanto para evitar el
desastre, como para responder cuando éste ocurra. Estas mismas consideraciones
se aplican a los sistemas de cultivo y salud animal.
3.- Aplicación de la tecnología avanzada de
la información, incluyendo la geoespacial, para el monitoreo, identificación y
alerta de desastres inminentes y en la evaluación de su ubicación, naturaleza y
alcance de los daños, número de muertes y de lesionados para poder enviar,
coordinar y concentrar los esfuerzos de asistencia.
4.- Planeación, ingeniería e implementación
de los estándares para minimizar la vulnerabilidad.
5.- Integración de la capacidad de resiliencia
en los programas de asistencia al desarrollo, los cuales pueden contribuir para
que los países desarrollen su propia capacidad de resiliencia a nivel local y
nacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario