* Podría generarse hasta un 20 por ciento de los combustibles que requiere la ZMVM
* También obtendrán compuestos con actividad biológica: antioxidante, antiinflamatoria o anticancerígena
Es posible realizar el tratamiento sustentable y permanente de los residuos sólidos orgánicos de la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) y transformarlos en biocombustibles y en compuestos con actividad biológica –antioxidante, antiinflamatoria o anticancerígena– que puedan dirigirse hacia la industria farmacéutica, cosmética y de alimentos.
La visión de los gobiernos sobre el tratamiento que debiera darse a la basura debe modificarse: no se trata simplemente de deshacerse de ella, sino de convertirla en materia prima para producir una parte de los combustibles que requiere una ciudad.
Así lo señaló el doctor Gerardo Saucedo Castañeda, investigador del Departamento de Biotecnología de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), nombrado el pasado 30 de junio presidente de la Sociedad Mexicana de Biotecnología y Bioingeniería A.C. por el periodo 2012-2014.
Con la intención de materializar esta propuesta –transformar desechos orgánicos de la metrópoli en etanol, biogás, biodiesel, hidrógeno, electricidad y compuestos de alto valor agregado– un equipo interdisciplinario de investigadores de la UAM, coordinados por el especialista, han diseñado un sistema integral basado en prototipos biotecnológicos.
La tecnología aplicada en los reactores prototipo para el tratamiento de residuos orgánicos sólidos –generados en la Unidad Iztapalapa– resuelve el manejo de desechos de forma concentrada en la etapa de predigestión aeróbica por lo que esta tecnología está lista para ser transferida.
Algunas de las estimaciones hechas por los investigadores, bajo el supuesto de la implementación de tal sistema en una planta industrial, es que podría generarse hasta un 20 por ciento de los combustibles que requiere la ZMVM.
Saucedo Castañeda explicó que en este sistema todos los procesos se concatenan y los productos que derivan de los tratamientos son utilizados para sustentar al mismo, o a otro proceso, por ejemplo: de las microalgas se obtiene hidrógeno, biodiesel y electricidad, esta última, se utiliza como energía luminosa necesaria para el crecimiento de las propias microalgas.
En el caso del dióxido de carbono (CO2) producido en el tratamiento de la predigestión aeróbica a la que se somete la pulpa de café –residuo seleccionado en esta investigación para la recuperación de moléculas antioxidantes–, y en la digestión anaeróbica a la que se someten los sólidos predigeridos para la obtención de bioetanol, el CO2 es convertido en un nutriente para el cultivo de microalgas.
Los lodos y las vinazas son otros residuos sólidos resultantes de la producción de biogás y bioetanol que pueden utilizarse, mezclados con otros residuos orgánicos, para la elaboración de composta.
Se trata, insistió el especialista, de asegurar que todos los residuos generados en los distintos procesos sean utilizados y no haya generación de gases de efecto invernadero u otro tipo de contaminación ambiental.
La visión de los gobiernos sobre el tratamiento que debiera darse a la basura debe modificarse: no se trata simplemente de deshacerse de ella, sino de convertirla en materia prima para producir una parte de los combustibles que requiere una ciudad.
Así lo señaló el doctor Gerardo Saucedo Castañeda, investigador del Departamento de Biotecnología de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), nombrado el pasado 30 de junio presidente de la Sociedad Mexicana de Biotecnología y Bioingeniería A.C. por el periodo 2012-2014.
Con la intención de materializar esta propuesta –transformar desechos orgánicos de la metrópoli en etanol, biogás, biodiesel, hidrógeno, electricidad y compuestos de alto valor agregado– un equipo interdisciplinario de investigadores de la UAM, coordinados por el especialista, han diseñado un sistema integral basado en prototipos biotecnológicos.
La tecnología aplicada en los reactores prototipo para el tratamiento de residuos orgánicos sólidos –generados en la Unidad Iztapalapa– resuelve el manejo de desechos de forma concentrada en la etapa de predigestión aeróbica por lo que esta tecnología está lista para ser transferida.
Algunas de las estimaciones hechas por los investigadores, bajo el supuesto de la implementación de tal sistema en una planta industrial, es que podría generarse hasta un 20 por ciento de los combustibles que requiere la ZMVM.
Saucedo Castañeda explicó que en este sistema todos los procesos se concatenan y los productos que derivan de los tratamientos son utilizados para sustentar al mismo, o a otro proceso, por ejemplo: de las microalgas se obtiene hidrógeno, biodiesel y electricidad, esta última, se utiliza como energía luminosa necesaria para el crecimiento de las propias microalgas.
En el caso del dióxido de carbono (CO2) producido en el tratamiento de la predigestión aeróbica a la que se somete la pulpa de café –residuo seleccionado en esta investigación para la recuperación de moléculas antioxidantes–, y en la digestión anaeróbica a la que se someten los sólidos predigeridos para la obtención de bioetanol, el CO2 es convertido en un nutriente para el cultivo de microalgas.
Los lodos y las vinazas son otros residuos sólidos resultantes de la producción de biogás y bioetanol que pueden utilizarse, mezclados con otros residuos orgánicos, para la elaboración de composta.
Se trata, insistió el especialista, de asegurar que todos los residuos generados en los distintos procesos sean utilizados y no haya generación de gases de efecto invernadero u otro tipo de contaminación ambiental.
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